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Artículos realizados por alumnos, ex-alumnos y colaboradores del área social del Institut Integratiu. Todas las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión del Institut Integratiu.
Un tren que arroja luz… para ser río que fluye
por Sonia Villalba
Un tren que arroja luz… Para ser río que fluye.
Imagina un recorrido… un viaje en el que hay diferentes estaciones dónde detenerse. A caso a reposar, mirar, indagar… seguro a descubrir; quizá a compartir…
Imagina el trayecto de un río. Surcando las rocas y deslizándose suavemente por los meandros de su recorrido va abriéndose paso en medio de la colina hasta llegar a los vastos pastos. Imagina ahora como arroja sus vivas aguas con fuerza por la cascada. Y tal vez, imagina también como por fin llega a su desembocadura para expandirse uniéndose a las calmadas aguas que lo acogen sin más.
Cómo ese río, que un día emergió puro y que atesora su existencia en el fluir, podemos cada uno de nosotros emprender nuestro viaje a través del tiempo y renacer en cada etapa vivenciada.
La Gestalt para mí ha sido el tren que me ha transportado a las diferentes estaciones de mi vida, provisto de una mágica lucecita con el poder de enfocar aquello que en cada momento yo estaba preparada para ver y que tenía oculto. Oculto pero hiriendo; incluso desde el olvido. Como un bichillo que desde muy lejos te va corrompiendo por dentro de manera casi imperceptible.
Es curioso como la mente trabaja per endulzar los recuerdos, y cómo va enterrando dentro de nosotros nuestras experiencias más desagradables e incomprendidas. Y es más asombroso aun, percatarse de que esas puertas que un día cerraste como medida de protección y supervivencia, deben abrirse de nuevo para que, con las herramientas necesarias y la inmensa fuerza de la vida, te enfrentes a aquellas situaciones que te perturbaron y que te han acorazado a la tristeza, a la rabia, al miedo o al temor… o tal vez a la indiferencia, a la tiranía, o a la opresión… o a lo que sea que te impide ser feliz en tu interior y vivir en plenitud.
Me refiero a esa plenitud natural del origen. Como el río que es puro y cristalino al nacer del manantial, somos merecedoras de una existencia sana y limpia de reproches, juicios y culpas… una existencia consciente. Con compasión y amor a una misma, para poder después, y solo puede ser así, dar lo mismo a los demás. Acoger la vida y sentirse acogido. Otra vez como el río que descansa en su deseada desembocadura.
Sentir la alegría de vivir y dejarnos fluir.
(FOTOGRAFÍA ® : https://www.publicnewsservice.org/2014-05-30/public-lands-wilderness/la-herencia-de-asia-pacifico-corre-profunda-por-las-montanas-san-gabriel/a39704-1)
