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Artículos realizados por alumnos, ex-alumnos y colaboradores del área social del Institut Integratiu. Todas las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión del Institut Integratiu.
Aceptar nuestro instinto
por Emma Llorens
Mi nombre es Emma y creo fehacientemente en nuestro poder interior. En esta reflexión quiero explicaros como he gestionado y gestiono el estrés para sobrevivir o vivir y cuán importante es para mí la intuición. Tengo 30 años y en este año que llevo dejé un trabajo que mantuve como una necesidad por alcanzar algo inalcanzable. Una falsa estabilidad que me permitía vivir con cierta “comodidad”. Esto me hace pensar (en una reflexión totalmente personal con el único propósito de compartirla):
¿A qué se refiere mi entorno con “vivir cómodamente” si luego a cambio ofrece la vida real?
Yo la vendía para aceptar una recompensa económica y/o un reconocimiento social que no llenaba el vacío emocional. En diversas ocasiones, sin darme cuenta, he aceptado que la palabra maldita de nuestra sociedad, el ESTRÉS, se apodere de mí y bloquee mi capacidad de intuición. Ésta se identifica como tal (por lo menos para mí) cuando paro, respiro exhalando en una especie de suspiro, miro hacia otro lado (hasta puedo girar el labio a la izquierda como poniendo “morritos”); por una décima de segundo todo mi ser quiere ir hacia allí, hacia un descubrimiento que me llama, una parte esencial que me reclama, por la que dejaría la rutina y desaprendería lo aprendido para seguir esa llamada.
Entonces normalmente pasa algo curioso, vuelvo a fijar la mirada en lo que me preocupa y vuelvo a dejarme llevar por la marea, decido seguir un poquito más como estaba… Quizá debido a que me invade una sensación de miedo a caer en lo desconocido, al dejar algo que me da una cierta seguridad; como un corsé que impide el libre movimiento corporal, pero a la vez hace que no me preocupe ni interese lo más mínimo mostrarme tal y como soy, ya que me siento bien protegida ahí dentro. Confort vs. Asfixia.
Dentro del círculo en el que entro, salgo y vuelvo a entrar como si se tratara de una espiral infinita, me dejo caer una y otra vez, paro, suspiro y sigo como siempre. Eso sí, siempre aparece una fantástica justificación por todo lo que hago y me responde al “por qué” no hago algo más, acude como un rescate eterno. Me pregunto: ¿Qué pasaría si después de respirar y mirar hacia otro lado, recogiera esa sensación que me invade por dentro?
El querer saltar hacia otro lado, probar algo nuevo y diferente, seguir mis sentidos, percepciones, ¡hacerme caso de una vez! Permitirme dudar de lo que hago y revisar ¿Para qué lo hago? ¿Quiero seguir así? Creo que la intuición la marca el corazón, el miedo proviene en cambio, de los patrones de conducta adquiridos, que acaban escondiéndose en la razón en forma de alarmas o alertas continuas.
Os invito a cuestionaros sin temor, con amor y sinceridad. La gran sorpresa es que quizá la vida nos ayude en las respuestas.
